En el tranquilo paisaje del suroeste de Ibiza, entre colinas cubiertas de pinos y campos abiertos, se encuentra esta encantadora finca centenaria, una propiedad que cautiva desde el primer momento por su atmósfera auténtica y su cuidada restauración. A solo unos minutos de San José y con fácil acceso a la ciudad de Ibiza y al aeropuerto, esta residencia ofrece el equilibrio perfecto entre privacidad, naturaleza y proximidad a los servicios más deseados.
La finca ha conservado con fidelidad los elementos arquitectónicos originales que le confieren un encanto único: techos altos con vigas de sabina, paredes gruesas encaladas, suelos tradicionales y detalles artesanales que hablan del pasado agrícola de la isla. El antiguo molino de aceite, conocido como «trull», ha sido integrado como una pieza central del salón, convirtiéndose en un guiño auténtico a la historia local. Este espacio principal se baña en luz natural gracias a ventanales y claraboyas estratégicamente ubicadas, generando una atmósfera cálida y acogedora.
Con una superficie de parcela de 1.450 m², la propiedad se organiza en una casa principal con dos dormitorios y un anexo independiente que alberga dos habitaciones adicionales y un baño compartido. El comedor conecta con una cocina equipada que conserva la esencia rústica sin renunciar a las prestaciones modernas. También se dispone de zonas auxiliares como lavadero, trastero y garaje. Todo está pensado para ofrecer una experiencia de vida cómoda tanto en invierno como en verano, con calefacción eficiente, chimenea y conexión a servicios digitales como internet y telefonía.
El jardín, cuidadosamente diseñado, está lleno de plantas autóctonas y árboles frutales que perfuman el aire y dan vida al entorno. Una buganvilla en plena floración marca la entrada a la zona exterior, donde una amplia terraza cubierta con zona de comedor invita a largas veladas bajo el cielo estrellado. La piscina, rodeada de terrazas soleadas y áreas chill-out, convierte el espacio exterior en un auténtico refugio para el descanso y el disfrute.
Esta finca representa una forma de vivir Ibiza desde la calma y el respeto por su esencia. Es ideal para quienes valoran el carácter histórico, la conexión con la naturaleza y los espacios que cuentan historias. Ya sea como residencia familiar o escapada estacional, esta propiedad es un lugar donde el tiempo se detiene para dar paso a la belleza de lo simple.
